lunes, 21 de diciembre de 2009

De insentimientos

Dedicado al momento en que no supiste reaccionar.

Por aquella vez que reíste en la cara de alguien sin poder evitarlo.
Por el día en que te pusiste a llorar de emoción delante de todo el mundo.
Por aquella bronca que soltaste a la persona equivocada.
Por el momento del primer beso...
que nunca fue dado

miércoles, 9 de diciembre de 2009

De la ignorancia y la felicidad

Acabo de leer un artículo de Oriana Fallaci, periodista italiana de renombre, que hablaba sobre el atentado del 11S, diferencia de culturas y patria. Y ahora no puedo ponerme a estudiar.

No puedo ponerme a estudiar porque no me concentro. No encuentro la manera de desvincular mis pensamientos de tanto dilema existencial y la humanidad. Así que escribo, a ver si me desahogo. Escribo porque en el fondo siempre ha sido la única manera que he tenido de expresar mi punto de vista al mundo, ya desde pequeña, cuando escribía cartas a mi mejor amiga porqué no sabía decirle las cosas a la cara. Quizá sea así porque puedo apretar una simple tecla y borrar lo dicho, o lo pensado. Quizá porque a mi cerebro no tiene suficiente tiempo como para analizar todas las ideas y conceptos que pasan por él y establecer en mí una ideología, una opinión con 4 patas donde sostenerse, quizá no es capaz de encontrarle lógica alguna a lo que ocurre y sabe de este mundo.

Posiblemente parte del problema sea yo misma, y mi incultura. Para algunos será contraproducente que diga esto, sin sentirme ególatra (aunque ni tan siquiera esté segura del significado de esta palabra misma), pero de pequeña siempre fui la listilla de la clase. Qué tiempos, cuando ser la listilla significaba escuchar en clase y poner por escrito exactamente lo que te habían repetido mil veces, (hay si de muchos aprendiéramos a escuchar…) Pero me siento hipócrita, porque miento, porque no sé nada y porque tengo la sensación de que, en un futuro, no me seré fiel a mí misma.

Estudio medicina: primer etiquetado. Ahora muchos amigos pensarían: anda, esta es una listilla. Pues no me siento así. Me gustaría estudiar filosofía, o periodismo, incluso pensé en hacer matemáticas, pero acabé en medicina. No os preguntéis porqué, hoy mismo no sabría contestaros. Incluso la biología nunca fue mi asignatura favorita, más bien lo contrario. No lo fue porque nunca me dio respuestas a las preguntas que me preocupaban, claro que de aquí a unos años si me responderá al porqué de las enfermedades, pero no al porqué de la muerte. La ciencia nunca me dirá porqué existo, ni porque me planteo todas estas cosas (o, al menos, no creo que ocurra). Quería (y no descarto para nada hacerlo) estudiar filosofía porque me gusta el pensamiento puro, el que parte de la ignorancia, el que sale de la inquietud, de la curiosidad humana. Me gusta conocer la base de lo que somos… antes de llegar al caos en que nos hemos convertido. Y no niego que antes no lo hubiera, pero no puedo vivir en ambos tiempos para saber dónde estaría mejor; quizá en ningún lado. El periodismo. La actualidad. Tengo curiosidad por el mundo, no sé si me repito. Me gustaría saber qué pasa a cada momento y pensar en ello, tener estos debates mentales entre mis neuronas y ser capaz, más bien aprender a serlo, de tener un juicio propio. Conocer mi historia actual y la pasada, para saber con qué relacionarlo de algún modo.

Pero ya me he ido por mis ramas egoístas y no paro de hablar de mí, pero ¿qué hay del mundo? Pues no lo sé. No sé qué es el mundo, ni si debería pensar en él como cada una de las personas que vivimos aquí o globalizar y ver un mundo dividido en países o culturas. No sé si es justo para todos, bueno, creo que directamente no lo es, pero parece imposible hablar del hombre en sí, de cada persona. Es imposible impartir justicia por el mundo si no hay un ideal de justicia común, si no hay unas leyes morales universales (aunque se atisbe una mínima intención… no las comparte todo el mundo). Creo que no hay ni habrá justicia universal ni hoy ni nunca, ni paz, ni felicidad… porqué ya me ando de nuevo por las ramas y no me centro en lo que pretendía escribir. De la ignorancia y la felicidad. De que, aunque contradictorio con mi ansia de saber general, creo que a lo mejor sería más feliz desconociendo lo que pasa en el mundo, olvidándome de que se siguen cometiendo terribles atrocidades por todas partes, en pleno siglo XXI. ¿No somos “mayorcitos” ya? ¿No hemos tenido suficiente con 200.000 años de humanidad? Preferiría ni pensar en si existen o no las violaciones, los asesinatos, el hambre, las guerras, la muerte. Ni debatirme el porqué de un mismo origen evolutivo la selección natural no ha favorecido entre nosotros un gen común de dos dedos de frente.

Y es ahora, cuando he escrito todo lo que se me ha pasado por la cabeza, cuando me siento más hipócrita que nunca. Cuando me doy cuenta de que, a pesar de todo esto, no muevo ni un dedo por solucionarlo. Porqué no puedo, digo para consolarme. Pero muchas veces se nos olvida que fue un solo hombre quien se levantó y reclamó la igualdad de derechos entre blancos y negros… y otras muchas hazañas que podría comentar si tuviese más cultura. Tonta de mí.

O quizá es que me olvida. O que quiero olvidarlo, y es que mi ignorancia vence para lograr mi felicidad.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Sueños

¿Y qué son? ¿Qué significan? Porqué…

Hoy me he acordado de él. Se ha despertado a mi lado y me ha acompañado en los últimos suspiros de la noche mientras se acercaba la mañana. Estaba tumbado junto a mí, mientras en mi rostro se entreveía una sonrisa. Casi notaba su mano y recordaba cuando cogió la mía, y le miré a los ojos. Su mirada. Recordé el momento en que echamos a correr, huyendo de los demás compañeros para hacer del momento sólo nuestro. Sólo juntos entre la multitud de desconocidos. Juntos, repentinamente.

Hoy he soñado con él y me he despertado a su lado con la luz de la mañana. Me ha acompañado durante el desayuno y a medida que pasaban los minutos me iba dejando, se iba desvaneciendo… y no podía hacer nada.

Los sueños son efímeros. Significan lo más profundo de nuestro ser, pero no existen. Pero tampoco vienen de la nada y se van, ni desaparecen, porqué algunos nos acompañan durante la mañana en la memoria,

y puedes atraparlos

en la tinta de un papel.