miércoles, 30 de enero de 2013

Amor

Recientemente tengo una amiga, si, por qué no llamarla amiga, que tiene el don de escribir casi cada día un pequeño texto en el que consigue reflejar muchas de las cosas que pienso. O que ni si quiera llego a pensar, sino que siento. Y, si habéis intentado alguna vez escribir un poema, sabréis lo dificil que puede llegar a ser.

Lo curioso del caso es que esta chica siempre habla de lo bonito del mundo. De las sonrisas de la gente, de música, de la felicidad de un día de sol... y del amor. Si os habéis parado a leer algo este blog, parece todo lo contrario a mí, ¿verdad? Pues esto mismo hablé con ella y me explicó claramente la diferencia entre las dos: mis dedos escriben movidos por la frustración y por las injusticias, por los malos momentos (qué mejor momento sino, para indignarse y enseñar al mundo que las cosas no deben ser siempre así!). Ella, sin embargo, consigue canalizar todas estas sensaciones, dejar marchar lo malo y, una vez superadas, las filtra y deja relucir su moraleja, su luz, su color. Magia.

Así que hoy me voy a unir al lado bonito de las cosas,  Hoy voy a hablar de amor.

Y todo esto lo he decidido a raiz de ver un capitulo de una serie. Típico: relaciones entre dos personas que se quieren, aunque cada a su manera. Ves como dos personajes van caminando cada uno a un lado de la calzada hasta que sus caminos se cruzan. Qué tierno. Qué bonito. Y es bonito verlo en tu alrededor, y es maravilloso sentirlo en tu persona. Porque cuando ves amor, una sensación recorre tu cuerpo: te acuerdas de a quien quisiste o aun quieres, revives ese momento especial, te imaginas en otros muchos que deseas que ocurran....  Y no hay mejor sensación que esa.
Eso es todo lo que sé sobre el amor.



Fe de erratas:
 -Miento, mi yo normal diría que la mejor sensación  del mundo es la de superar un objetivo que uno mismo se ha marcado!

PD-El día de mañana leeré esto y pensaré: qué moña estaba hoy...

sábado, 19 de enero de 2013

La cuestión es quejarse

Llevo todo el día tirada sin hacer nada. Bueno, nada útil más bien. Más bien aún haciendo algo inútil, o desútil. Bueno ya me entendéis. Que a falta de cosas que hacer me he pasado la tarde comiendo porquerías, tirada viendo series y esperando a que pasen las horas deprimiéndome en mi propia inutilidad.Y ya sabéis que esto de la depresión es un círculo vicioso que tiende a la autodesctrucción: le he dado a las series moñas y hablar con mi ex (menos mal que he guardado la decencia de guardar para mis adentros las ganas de decirle de echar un polvo, ya sabeis, para pasar el rato). Qué hi farem. A todo esto mis amigos, en plenos exámenes finales, matarían por disfrutar de una tarde del placer del no-hacer-nada. Y yo aquí, sin saber aprovecharla.
Pero la cuestión de hoy es quejarse. De lo que sea. Porque es el día. De que si me sobran unos quilos, de que si no tengo novio, de que si soy tan borde que no quiero hablar con la gente (sálvense excepciones),  de que no quiero atarme al mir, de que siento que ya se me ha ido volando la escasa inspiración que tenía para escribir.
Será que después de pasar una noche bailando salsa con un cubano me siento vacía. Que ves lo que te hace feliz, pero que lo tienes lejos. Pero esto tendrá que ir para otro día, que vuelva el ser que me hace escribir.

Pues eso, me quejo, me quejo y me quejo. Me quejo para autoodiarme, al igual que odio a los que se quejan y no hacen nada, porque es lo que toca hoy.

PD: asldjflñasjdflñkajsdflñj
PD2. .............................