domingo, 28 de abril de 2013

Domingos

No hay nada como hacerte un te con leche un domingo por la tarde para que te vengan ganas de relajarte un rato y escribir.
La verdad es que este, mi primer domingo cordobés, he echado en falta levantarme en casita, tomar mis tostadas con queso en la terraza y leerme el magazine y la pronto de cada domingo, y de los anteriores pasados fuera de casa. Si es que como en casa no es está en ningún lado. Pero para amenizar mis penas, un buen desayuno, y libro en mano me voy a dar una vuelta por la ciudad, a recorrer esas esquinas aun desconocidas para mí. Todo después de pasar un sábado de esos perros perros en el que no hice más que pulular por la residencia esperando señales de alguien con quien compartir un rato de tiempo muerto, aunque sea online.
Si es que las personas no sabemos estar solos. Pocos son capaces de disfrutar de la soledad, de aprender de ella. "Estamos constantemente conectados (a internet y redes sociales) y eso nos da la sensación de compañía sin someternos a las exigencias de la amistad".
Y puntos suspensivos...

jueves, 18 de abril de 2013

Creo que va a ser la peor noche de la historia

Es jueves universitario en la ciudad más universitaria de toda Argentina. Mañana no tengo clase. Estoy de intercambio. Pero son las 1.37 y recién me meto en la cama. ¿Algo falla? Es raro, pero no se, no me apetece salir. Igual si es que he llegado al cupo de "me he cansado de conocer gente" durante este año y que ya tengo casi 23 años y esto de salir a ligar a los bares ya no es lo que más me apasiona... pero qué coño. Tengo 22 años y estoy de intercambio. ¿No debería aprovechar cada fiesta?

No sé que haría otro en mi lugar. Imagino que mucha gente llega de erasmus con ganas de comerse el mundo, y eso no ha sido mi caso. Ganas de conocer gente, ligar y emborracharse.... ¿y, yo no? No lo se, pero siento que no cumplo las expectativas de un erasmus. Quizá es que ya llevo 5 años de erasmus en Barcelona. Tal vez sea que acabo de llegar. Quizá que estoy empezando a cambiar mi perspectiva de vida y empiezo a valorar lo que tengo y no quiero que cambie.  Es curioso, pero siempre he sido partidaria de que conocer gente te enriquece mucho, y últimamente la gente que conozco me aporta bien poco. Será que no conozco la gente adecuada. O que la que conozco ya me llenan bastante.


Ah, y por si faltara poco, vivo en pleno "aribau" de Córdoba y mi habitación está a dos pies literales de la acera. Ayer ya me compré unos buenos tapones.


Moña modo ON

Aish, ya se sabe que esto de los primeros días lejos de casa se hace dificil, pero se me hace especialmente duro porque, como empiezo las prácticas el lunes, tengo una semana libre (haciendo papeleo) cuando podría estar 24h jugando con Dalia y Adam. Tal nostalgia me ha entrado que estoy mirando vuelos para escaparme en agosto para verlos... están caros, como siempre, pero estaré al tanto de ofertas.

miércoles, 17 de abril de 2013

acá andamos

A pesar de que he hecho un nuevo blog contando las cosas que ocurren por aqui (no era partidaria, pero así me ahorro el dar señales de vida directamente...) este seguirá siendo mi blog de reflexiones.
Son las 8 am y es mi primera mañanita aquí, en Córdoba. Antes de venir quise escribir sobre lo que pensaba de esta aventura y demás, pero la noche antes no encontraba las palabras adecuadas. Ya sabeis que esto de la inspiración va como va.
Lo que quería decir entonces, es que he dejado atrás algo que quería mucho por una aventura que, en el mismo momento de empezarla, no me suponía emoción alguna. Cuando esté en el avión ya asimilaré lo que me pasa... pero no, en las 24h de trayecto no he sentido en ningun momento ese hormigueo en el estómago de cuando te adentras a algo nuevo y desconocido. Qué raro. Igual es que me sentía como que hacía lo que me tocaba. Que he dejado en casa a mi hermana con mis sobrinitos que apenas veo una vez al año, a mi hermana recién operada, a mis amigos,  a mis veranos en Ibiza. He dejado atrás muchas cosas que quiero esperando que escaparme sirva para hacerme crecer como persona.
Recientemente salió en una serie que sigo, Girls, una escena en la que la protagonista llama por teléfono llorando, cuando hubo tocado fondo, a una amiga de esas que desaparecen . Le grita con rabia que seguro que se lo está pasando genial, que aquí todos están jodidísimos y que la quiere muchísimo. Y lo graba en un contestador cuya señal ya le dice que probablemente no lo iba a leer. Me encantó esa escena. Me sentí identificada como la cabrona al otro lado del teléfono. La típica que va siguiendo su camino y, cuando vuelve atrás, espera que todo haya quedado igual. Eso es lo que hago yo.

Así que aquí ando. en Córdoba. Me esperan 5 meses a mis anchas, en los que espero me sirvan para volver renovada. Me he propuesto perder peso, y volver a ser la que era, aprender a estar sola, y desconectar del mundo de las tecnologías. Ahora ando adaptándome, espero en un futuro solo usar el ordenador para escribir aquí. Y escribir mucho.