No sé cómo aun me sorprendo.
Tampoco sé ya si es mejor vivir informado o ir de ignorante por la vida...
Miro las noticias:
- Creyentes y/o fiesteros viviendo la semana santa. O quizá debería decir sufriéndola. Lágrimas si no sale la virgen, lágrimas por que sale. Representaciones de los últimos momentos de la vida de Jesús (¿sin ánimo de lucro?). Latigazos, automutilaciones y demás modos de sufrimiento... ¿para qué? Primero rezan para que Dios les cuide. Después "Rezan al Dios que les mandó el terremoto". Triste, y mucho.
- Toros, toros y vuelven más toros. O quizá debería decir se van. Por que en pleno siglo XXI nos permitimos el lujo de hacer sufrir y matar a animales excusándonos por aquello a lo que llamamos tradición. Quememos esa palabra. O, sinó, prohibamos las tradiciones absurdas sin sentido alguno, que más que unir al pueblo nos devuelven a tiempos de antaño en los que el hombre se divertía viendo luchas a muerte en un Coliseo. Triste, y muy triste.
Y hoy veo las noticias y pienso lo dicho; prefiero ignorar tales barbaridades y creer (oh! Dios mio!) que hay gente con dos dedos de frente
viernes, 10 de abril de 2009
sábado, 4 de abril de 2009
Repercusiones de la edad
Pasamos nuestra existencia echando de menos a alguien. Desde que nacemos y añoramos el primer peluche que nos quitan. O nos vamos haciendo grandes y nos despedirnos de amigos que se van. Hasta ahora, aquí, en casa.
Estoy en casa y ya añoro mi segundo hogar, o debería decir primero, tal vez. Añoro lo que tenía antes de irme, lo que se quedó aquí y parece seguir sin mí, como si nada hubiese pasado. Echo en falta aquello que nunca tuve… y lo que sé que tarde o temprano perderé.
Y mientras tanto nuestras vidas siguen... ¿Y si me hubiese ido a Granada? ¿Y si no hubiese escogido medicina? …
Estoy en casa y ya añoro mi segundo hogar, o debería decir primero, tal vez. Añoro lo que tenía antes de irme, lo que se quedó aquí y parece seguir sin mí, como si nada hubiese pasado. Echo en falta aquello que nunca tuve… y lo que sé que tarde o temprano perderé.
Y mientras tanto nuestras vidas siguen... ¿Y si me hubiese ido a Granada? ¿Y si no hubiese escogido medicina? …
Suscribirse a:
Entradas (Atom)