sábado, 4 de abril de 2009

Repercusiones de la edad

Pasamos nuestra existencia echando de menos a alguien. Desde que nacemos y añoramos el primer peluche que nos quitan. O nos vamos haciendo grandes y nos despedirnos de amigos que se van. Hasta ahora, aquí, en casa.

Estoy en casa y ya añoro mi segundo hogar, o debería decir primero, tal vez. Añoro lo que tenía antes de irme, lo que se quedó aquí y parece seguir sin mí, como si nada hubiese pasado. Echo en falta aquello que nunca tuve… y lo que sé que tarde o temprano perderé.


Y mientras tanto nuestras vidas siguen... ¿Y si me hubiese ido a Granada? ¿Y si no hubiese escogido medicina? …

1 comentario:

Stella Maris dijo...

Si sigues con lo que hubiese sido posible, obviando el presente y dejándolo a un lado... Cuando lo realmente importante es lo que se da, porque antes, era una de esas posibilidades. Y es la que has elegido, la que estás viviendo, la que se ha dado. En realidad, no hay otro camino, sólo en el que estás andando, ahora.
Z.