Todos aquellos que me conocen saben bien que las tecnologías y yo no somos buenos amigos. Vivo con un móvil viejo (aunque ni que fuera de los 90), he subsistido 3 años con un portátil que se caía a trozos y, todo hay que decirlo, soy tan patosa que todo lo que compro sale defectuoso, y lo que no, ya me encargo yo de que lo sea. Un día me defendí diciendo que mi oficio es el de cuidar personas, y no máquinas, así que he aceptado a vivir 5 años por detrás de las modernidades. Qué le voy a hacer.
Creo que las tecnologías me cortan las alas. Y hablo en primera persona porque conozco a gente que son su razón de vivir, cada uno como es. A mí me cortan las alas y hacen que me desplace al ras del suelo por la vida. Me quitan la imaginación, me lavan el cerebro de ideas y hacen que pase mi tiempo libre enganchada a la pantalla viendo series o actualizando una y otra vez la página del facebook.
Sin nada mejor que hacer (
mentira). Ni siquiera abro ninguna de las tres ventanas diferentes a las que accedo cada día desde hace ya demasiado tiempo: facebook, gmail y webs de aerolineas (casi acabo viviendo más de mis sueños -o la vida de los demás- que de mi vida). ¡Y con la de webs interesantes que hay por conocer!
Pero a todo esto, lo que de verdad más me jode es que he dejado de
pensar, de imaginar. Me he olvidado todo lo que uno puede hacer en un día, porque en vez plantearme 5 minutos qué me apetece hacer, pongo el facebook. O miro el whatsapp. O el twitter. Y cuando me doy cuenta, el tiempo que tenía para hacer algo, ya ha pasado. No dedico tiempo a
tomarme un café conmigo misma, y plantearme qué me apetece hacer ahora. Ni qué me hace feliz en el día a día (ya ni te digo a largo plazo).
Con este panorama veo normal que escaseen las grandes ideas y los jóvenes estén tan estancados. Si dedicáramos sólo parte del rato que pasamos en las redes sociales a buscar proyectos y ideas con futuro, otro gallo cantaría. Como dice una amiga (1):
es díficil romper esquemas, son muchos años de aprendizaje que hay que olvidar.
Y de todo esto saco la conclusión de que
no sabemos estar solos y que
la vida no está hecha para vivirla a través de la pantalla. Mi madre dice que no hace falta viajar cuando por la tele tienes reportajes estupendos. Por una vez creo que mi madre se equivoca, y mucho.
(1) 100% recomendado: http://dejaquetecuentehistorias.blogspot.com.es/2013/02/ilusiones-encontradas.html