domingo, 10 de marzo de 2013

De ilusiones también se vive

Parece ser que vuelvo a cogerle el gustillo a esto de escribir. Será que cuatro rayos de sol hacen que a uno le den ganas de aprovechar los días y que el aire libre airea las ideas. O será que empiezo época de exámenes. Qué más da.

El tema de hoy va de las ilusiones o pajas mentales, llámenlas como prefieran. Para mis adentros suelo hablar de pajas mentales ya que, al menos para mí, son tan placenteras como el Inombrable arte de la masturbación. Que sí. Que la imaginación es de las mejores habilidades de las que dispone la mente humana. Unos la usan para descubrir nuevos e increibles (en ocasiones increiblemente inútiles) inventos, otros en modo de fantasías eróticas... Mis pajas mentales son más absurdas y cotidianas, pero no por ello menos imposibles o inútiles.

Pongamos un ejemplo. Chica conoce chico. Chica cruza dos miradas y cuatro palabras con chico. Chica cotillea vagamente en la red virtual todo lo habido y por haber del susodicho. Si unimos estos factores ambientales, con una base genética de tendencia al platonicismo y el factor desencadenante de la época de exámenes, ya tenemos el diagnóstico: trastorno delirante erotomaníaco o lo que viene al caso: paja mental.
Y es a partir de entonces cuando chica empieza a imaginarse todo tipo de coincidencias en la calle, en una discoteca, bar o cafetería, e irá a dichos sitios para forzar la casualidad. Hace planes de actividades que siempre ha querido hacer (o no) y piensa en otras de guays con las que quedar bien. Postureo. Y lo hace. Por si se lo encuentra.

Genial, increíble, espectacular. Mi mejor paja mental. Oh sí! Cómo la estoy disfrutando. Me aporta el grado de ilusión a la cotidianedad del día a día. ¿Y si me lo encuentro en el super? ¿o yendo a correr? Todo lleva a estar divina a todas horas y a moverte mucho, por si se da la coincidencia de encontrarle en la inmensidad de Barcelona. El problema llega cuando pierdes el control de tu paranoia y la llevas al mundo real: si se te ocurre agregarle al facebook, pedirle su teléfono o si encima has tenido el santo ¿valor? = idiotez de quedar con él. La has cagado. Mucho. Has querido despertarte del ese sueño tan bonito cuando sabes perfectamente que una vez despierto sólo te queda el regustillo del recuerdo. No hay nada que perder, piensas. Pero te equivocas. Adiós ilusión, adiós paja mental.
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