martes, 22 de junio de 2010

Palabras




No puedo pretender resumir 2, 3 o 4 años en un texto que simplifique sentimientos que nunca llegué a comprender. No puedo pedirte disculpas si no es el perdón lo que busco, ni seguir escribiéndote esperando una carta más para guardar entre las que nunca tiré. Pero aún así lo intento, y nunca lo dejaré de hacer.
Poco a poco, tal vez lo consiga. Y cuando encuentre el momento me sentaré a tu lado, cogeré un boli al que darle vueltas, y empezaré a hablar contigo, decirte cosas que nunca me atreví. Y si lloramos, lo haremos juntas, no cada cual tras su puerta. Y si reímos haremos el esfuerzo de volver a leernos la mente, para que las palabras no hagan falta y hagamos de los recuerdos más proyectos por vivir.

Disculpen mi simpleza

Escuché que la inspiración era como un soplo de aire que llega y se mete en la primera persona que encuentra para que la escriba en un papel. Y hoy, mientras corría con la barriga llena por la escalera en busca de un boli, llego, jadeante, y me doy cuenta que ya se fue, me dejó por otra en el piso de abajo.
Ahora ya no encuentro la manera de explicarte lo que te quería decir. Lo siento, no soportaba ver tu vida... sin mi.

sábado, 12 de junio de 2010

Va de cerezas



El otro dia volví al gran dilema que iba arrastrando durante toda mi niñez: ¿qué cereza del par me comía antes? Si me tragaba una la otra quedaría sola. Al principio estaría balancenadose en el abismo pues no tendría el equilibrio imprescindible para vivir que le aportaba su compañera... pero después caería. Seguro que acabaría cayendo. Si me comía la otra a lo mejor moriría al instante,o no, depende de la intensidad a la que estuviera agarrada a su rama. Nunca solucioné mi dilema... y por eso no comía cerezas.

Hace poco se me abrió la mente cual mariposa al salir de su capullo de seda. Creí tener la solución. Pensé que si separaba las cerezas desde el ramillete se acostumbrarían a vivir separadas aunque seguirían viendose. Si me comía una la otra ya habría aprendido a vivir sola y no tendría problema alguno. O eso creía.

Eso creía, porque anoche tuve un ataque de gula y me comí una cereza... y esta mañana vi a la otra muriéndose lentamente.

Sigo sin saber qué hacer con las cerezas