domingo, 24 de febrero de 2013

Tecnologías

Todos aquellos que me conocen saben bien que las tecnologías y yo no somos buenos amigos. Vivo con un móvil viejo (aunque ni que fuera de los 90), he subsistido 3 años con un portátil que se caía a trozos y, todo hay que decirlo, soy tan patosa que todo lo que compro sale defectuoso, y lo que no, ya me encargo yo de que lo sea. Un día me defendí diciendo que mi oficio es el de cuidar personas, y no máquinas, así que he aceptado a vivir 5 años por detrás de las modernidades. Qué le voy a hacer.

Creo que las tecnologías me cortan las alas. Y hablo en primera persona porque conozco a gente que son su razón de vivir, cada uno como es. A mí me cortan las alas y hacen que me desplace al ras del suelo por la vida. Me quitan la imaginación, me lavan el cerebro de ideas y hacen que pase mi tiempo libre enganchada a la pantalla viendo series o actualizando una y otra vez la página del facebook. Sin nada mejor que hacer (mentira). Ni siquiera abro ninguna de las tres ventanas diferentes a las que accedo cada día desde hace ya demasiado tiempo: facebook, gmail y webs de aerolineas (casi acabo viviendo más de mis sueños -o la vida de los demás- que de mi vida). ¡Y con la de webs interesantes que hay por conocer!

Pero a todo esto, lo que de verdad más me jode es que he dejado de pensar, de imaginar. Me he olvidado todo lo que uno puede hacer en un día, porque en vez plantearme 5 minutos qué me apetece hacer, pongo el facebook. O miro el whatsapp. O el twitter. Y cuando me doy cuenta, el tiempo que tenía para hacer algo, ya ha pasado. No dedico tiempo a tomarme un café conmigo misma, y plantearme qué me apetece hacer ahora. Ni qué me hace feliz en el día a día (ya ni te digo a largo plazo).

Con este panorama veo normal que escaseen las grandes ideas y los jóvenes estén tan estancados. Si dedicáramos sólo parte del rato que pasamos en las redes sociales a buscar proyectos y ideas con futuro, otro gallo cantaría. Como dice una amiga (1): es díficil romper esquemas, son muchos años de aprendizaje que hay que olvidar. 

Y de todo esto saco la conclusión de que no sabemos estar solos y que la vida no está hecha para vivirla a través de la pantalla. Mi madre dice que no hace falta viajar cuando por la tele tienes reportajes estupendos. Por una vez creo que mi madre se equivoca, y mucho.


(1) 100% recomendado:  http://dejaquetecuentehistorias.blogspot.com.es/2013/02/ilusiones-encontradas.html

1 comentario:

strawberriesandjam dijo...

Ya he visto esto en facebook, y también he visto a tus seguidores de las tecnologías. Creo entender lo que dicen tus amigos -está claro, que sin tecnología, no podría estar escribiendote esto, y está claro también que recibimos tanta información que podemos lograr cosas inimaginables, solo porque están al alcance.

Pero también es cierto que Bécquer no necesitó todo internet para escribir los versos más bonitos, únicamente salir a la calle y enamorarse de las mujeres más bellas.

No creo qe la tecnología sea mala -me sirve para comunicarme de formas qe no creía posibles-, pero sí que es verdad que para poder comunicarme conmigo misma, es imposible estar comunicada con el resto del mundo. :)

pd. digas lo qe digas, a mi me encanta tu forma de escribir!