martes, 16 de noviembre de 2010

4 lineas y una foto

Me gustan los regalos bien dados. No los que vienen detrás de un feliz cumpleaños ni dentro de un calcetín por navidad, esos no. Esos son los peores regalos jamás concedidos. Suponen quebraderos de cabeza, dinero gastado por obligación, gracias dadas de antemano y expectativas frustradas en su ausencia. De verdad, odio los regalos por compromiso; pero lo que me gustan los que no lo son...

Adoro esos regalos, los sinceros, los que salen de dentro. Son los que se dan un día por que si, porque lo has visto en una tienda y le ha seguido un escalofrío de sólo pensar de la ilusión de a quién va dirigido. Y sonríes, y te lo imaginas, y no puedes esperar el momento a darlo. Es perfecto, le encantará. Sabes que le hará sonreir y le alegrarás el día. Sin que suponga esfuerzo alguno para ti (más bien, el dinero gastado es su mejor inversión) porque, para que es el dinero si no es para intentar hacernos un poco mas felices? Feliz el que recibe, más feliz el que regala.

Lo paradójico de los regalos bien dados es que, además, la mayoría de las veces los das y los recibes sin darte cuenta. Cuando visitas por sopresa a alguien que te quiere, cuando tienes a tu lado a quien necesitas, cuando sonries y te sonrien, cuando te dedican 4 lineas y una foto...

Lo malo? Lo único y tan malo? Cuando, como en todo, te equivocas y el regalo no es bien recibido...

No hay comentarios: